miércoles, marzo 25, 2009

Aburrimiento

Este silencio tan extraño no obedece a que hayamos perdido interés en el Cerdo agridulce, sino a que estamos inmersos en la apasionante tarea de terminar la película esa que está localizada en el palacete del marqués de Griñón. Esto significa bastantes horas con esto:


No es el Solitario, sino el Flame, una máquina infernal en la que un técnico hace durante un millón de horas cosas que tú desconoces y en las que no puedes hacer más que esperar a que termine para decir si vale o si ha estado perdiendo su último millón de horas en hacer algo que en realidad no había que hacer. No hay nada más aburrido en el mundo que estar en una sala de postproducción, rodeado de supermodelos y mazándose a gintonics, mientras el técnico hace cosas incomprensibles con su ordenador.

Pero hoy, si Dios quiere (el cliente) terminamos con esto. En breve volvemos a nuestra programación habitual (cuando escribimos, no cuando dejamos pasar los días sin hablar de nada).

viernes, marzo 20, 2009

Rodajes

La otra noche me fui de rodaje, para estas cosas de anuncios y propagandas que hago, y como siempre pasaron un montón de cosas que tal vez contemos en otra ocasión, cuando esté ya el anuncio en el aire.

Mientras tanto, vimos unas cuantas cosas curiosas que a lo mejor les apetece ver también a ustedes. Al lío. Lo más interesante es que rodamos en un palacio del Marqués de Griñón, ese Grande de España que se hizo famoso por ponerse a hacer vinos como un descosido y por casarse con Isabel Preysler (miren ustedes este enlace que lo explica muy bien: "Se podría decir que la película 'Fiebre de sábado noche' unió los destinos de Isabel Preysler y su segundo marido, Carlos Falcó, marqués de Griñón. [...] Aunque los habían presentado un año antes, cuando los dos estaban casados con sus anteriores parejas, la chispa surgió en un cine"). Sin más comentarios que los que quieran ustedes hacer en la sección de ídem.

Así que aquello era un palacio de mucho cuidado, muy de lujo. Con una chimenea enorme en la que estaba esculpida el escudo de armas:

Y que tenía una hélice de avión, en efecto. ¿Por qué? No se sabe.

También había unos enormes jardines con mucho árbol y mucho seto, lo que se imaginan ustedes que son los jardines de un marqués, no les digo más. En la entrada había una lápida en la que ponía esto:


La duda es: ¿alguien se imagina a la marquesa cuidando y mejorando un jardín enorme como el que corresponde a unos marqueses? Y en cuanto al mensaje: ¿lo puso la marquesa para verlo todas las mañanas y sentirse orgullosa de su obra? ¿Qué pensó el pobre Antonio Hernández, que tendría las manos despellejadas de llevar setos de un lado a otro y de podar, al leer la inscripción? O al escribirla con sus propias manos, claro.

Y la tercera cosa curiosa es que la casa tenía unas camareras con botellas de bebida. La productora había puesto unos carteles de No tocar nada, como si en un rodaje pudieras pensar en beberte unos gintonic (estás demasiado ocupado comiendo bollos). Pero es que tampoco es que fuera muy apetecible, la verdad:



En efecto, ni Hendricks ni leches. Larios y Beefeater en la casa de un marqués. Que la alquila para rodar anuncios publicitarios. Maldita crisis.


jueves, marzo 12, 2009

Twitter

No me mola Twiter porque siento la necesidad compulsiva no de contar cosas sino de comentarlas, y claro, se me quedan muy cortos 140 caracte

martes, marzo 10, 2009

Ferretería

Pese a los continuos rumores promovidos por mujeres de todo el mundo que piensan que yo soy una especie de dinamo sexual enclaustrada en el cuerpo de un dios griego, yo también tengo mis sentimientos, soy un alma sensible, tengo un poeta en el corazón (desgraciadamente los buenos poemas, como sabe cualquiera que haya escrito poemas, no se escriben con el corazón).

Viene esto a cuento de que hay pequeñas cosas que me ponen la carne de gallina.


Me pongo tierno al ver un cartel como este porque veo defectos típicos del marketing en este modesto cartel. Por ejemplo, creer que lo que es relevante para el anunciante (que esa ferretería se fundó en 1974) es relevante para el espectador. La publicidad mundial está llena de ejemplos de anunciantes que dicen cosas sobre sus productos que les resultan muy importantes a ellos y poco a los consumidores.

Y el caso es que este cartel ejerce un extraño influjo sobre mí, porque nos está contando una historia, y ya saben ustedes que no hay nada más poderoso que una historia para llamarnos la atención (excepto una noticia sobre Heidi Klum). Nos cuenta la historia de una vida, un hombre dedicado a su pequeño negocio durante 35 años. 35 años, se dice pronto, detrás de un mostrador, dispensando tornillos y tuercas y haciendo las mismas bromas sobre llaves inglesas. Para un creativo, que se agobia si no cambia de agencia en tres o cuatro años por temor a estancarse, que se aburre si siempre está trabajando para el mismo cliente, el ferretero que fundó su tienda en 1974 es un extraño especimen, incomprensible. O el último reducto de la nostalgia, a lo mejor, de una vida tranquila y aparentemente sencilla. Y me recuerda a la historia de mi viejo peluquero.

Mi padre nos llevaba a un peluquero cuando éramos pequeños. El hombre ya era viejo cuando yo era un niño. Un día dijo que se jubilaba al mes siguiente. Llevaba 54 años trabajando en aquella misma peluquería; había empezado con 17 y tras atrasar su jubilación se daba un descanso con 71. Me quedé pensando y acabé escribiéndole un relato llamado ¿Cortito como siempre, chaval?, que era lo que siempre me decía cuando me sentaba en aquel sillón viejo para cortarme el pelo, y muy pocas veces he sido tan feliz como escribiendo sobre aquel peluquero medio calvo que me conocía desde niño. Escribir sobre él era como regresar a la niñez, como acceder de nuevo a aquel reducto de nostalgia, a la mejor, a una vida tranquila y aparentemente sencilla.

Y ahora me pregunto si no haría bien en pensar, y escribir, una historia sobre un ferretero.


martes, marzo 03, 2009

Fin de las elecciones

Gracias a Dios, han terminado ya las elecciones, tan disputadas como nos temíamos. Sólo al final, y por un estrecho margen, se ha decidido el ganador. Y gracias a la voz del pueblo, como debe ser. Enhorabuena, Soraya.

En esta humilde casa, sin embargo, nuestros corazones iban con la gran derrotada, Melody. Favorita del público en las fases previas, sólo el traicionero abandono de los Vivancos, probablemente por intereses espurios (no sabéis las ganas que tenía de usar la expresión "intereses espurios"), apartó a Melody de la victoria final.

Yo sólo veo cosas feas en esta historia, puede que porque tengo la mente de un publicitario, llena de odio y de mala conciencia y de supermodelos en bikini, pero no me lo quito de la cabeza: algo hay turbio en todo esto. Y eso que los Vivancos no han dicho ni pío desde que abandonaron a Melody. Como dicen ellos en su web (hay que buscar en el chat), no dicen nada para no aprovecharse de la polémica:

En estos momentos nos refugiamos en nuestra música, nuestra danza, para así poder ofrecérosla más libre y salvaje en la próxima oportunidad brindada.
Está feo, sin embargo, que a estas alturas no haya en la web de los Vivancos ningún comunicado que lamente la derrota de Melody. Algo así como: "Perdona por haberte jodido la vida, Melody". Claro que tampoco hay nada en la página web oficial de Melody, y si accedes al apartado de Eurovisión te encuentras con esto:



Lo más sorprendente, aparte de la manera de enseñar pierna que tiene Melody, es la premonitoria foto de los Vivancos, que se puede entender como: "¡No! ¡Melody ha perdido la final para ir a Eurovisión!", pero también, más probablemente, como "¡Oh, no! ¡No se han cumplido los requisitos técnicos y artísticos necesarios para defender su candidatura con la calidad y profesionalidad necesarias!"

Por lo demás, la única referencia a la final de Eurovisión la volvemos a encontrar en el chat de la web, donde los fans de Melody (se llaman a sí mismos Melofans), indignados, protestan contra el concurso, lo acusan de chalaneo y de estar decidido a dedo desde el principio ("había muchos que estaban desesperados porque Soraya fuera a Eurovisión, y siempre que alguien con influencias lo quiere, siempre se consigue así en España"), se meten con Soraya (que si es una creída, que si iba enseñando las bragas, que si "lo único que vi de diferente era el vestido, que por cierto era mejor que el azul otro, pero cada vez enseñándonos más la ropa interior, si es que lleva") y con los fans de Soraya (a los que llaman Poyofans). Y en general rabian porque los votos decisivos vinieron del público y no del jurado, a pesar de que, como dice una de ellas:
Lo comentaba via msn con otro forero... antes de las votaciones...q i ba a ganar soraya a pesar de mis 37 mensajes...
Soraya, por su parte, se limita en su página web a dar las gracias por el triunfo y a prometer que va a trabajar mucho y bla bla bla. En los foros de sus fans se felicitan a sí mismos sin mucho entusiasmo. Porque la verdad es que no hay demasiada participación, comparado con los fans de Melody... Y sé lo que estáis pensando. ¿Cómo es posible que haya sido vencida Melody, siendo a priori la favorita del público, y contando con una mayor base de fans que su rival?

Algo huele a podrido en Eurovisión, ¿verdad? ¿O es que alguien está haciendo sopa de coliflor?

Pero todo tiene explicación. Imaginad que hubiera un grupo resentido contra Melody. Imaginad que esa gente se dedicara a mandar sms de voto a Soraya en plan furibundo. Imaginad que no fueran uno o dos. Que fueran, por ejemplo, siete. Siete hijos de un mismo padre expertos en flamenco, hip-hop, gimnasia deportiva, artes marciales y teléfonos móviles... No hace falta decir nada más. Os dejo con la prueba documental:



¡Tongo! ¡Tongo! ¡Que se repita!

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